La Red tiene grandes retos que abordar

Esta entrada refleja los debates que se desarrollaron en el taller celebrado en las jornadas ‘Caminando hacia una red Europea de Ciudades por la Agroecología’, celebradas en Zaragoza el 13 y 14 de diciembre.

En ellas se recogen un conjunto de ideas, propuestas y desafíos que las ciudades tienen en materia de agroecología.

Se trabajó con el objetivo de aportar a los integrantes de la Red de Ciudades algunas ideas clave y propuestas sobre las que trabajar tanto dentro de la propia Red como en cada una de las ciudades.

Bloque 1 _ [Revitalización de tejidos agrarios periurbanos]

[1]       Uno de los retos que tenemos que afrontar de forma urgente es el de reconectar los mundos rural y urbano. «Nos hacemos más falta que nunca». Hoy existe una dicotomía total entre ambos mundos a todos los niveles, incluso en el marco de las administraciones. Es necesario comenzar a trabajar en términos de territorio, trascendiendo los conceptos de urbano/rural, y avanzar juntos hacia una cultura de territorio. Y ello requiere, por ejemplo, avanzar hacia una mayor coordinación interdepartamental e interinstitucional. Además es necesario hacer un esfuerzo por fomentar espacios y herramientas de encuentro, en los que se produzca una comunicación persona a persona y se puedan trasladar y compartir –con honestidad- los discursos, realidades y saberes propios de los mundos urbano y rural.

  • En esta línea, hay que avanzar en mejorar el acceso a la tierra por parte de jóvenes agricultores/as o personas que quieran incorporarse al sector, algo que en estos momentos está generando problemas en algunos casos, como el del término municipal de Zaragoza. Se demanda a las administraciones que apoyen y acompañen este tipo de procesos de incorporación, mejorando el acceso a la información y facilitando los procesos de arrendamiento, modelos de contratos, etc.
  • En otro sentido, hay que seguir trabajando para combatir la desafección hacia el medio rural que se lleva instalando en nuestra sociedad desde hace décadas y los prejuicios que sobre éste podrían existir, que van unidos a una sobrevaloración ‘mediática’ de las virtudes de la vida en las ciudades. Igualmente, sería necesario incidir en mejorar la receptividad hacia los ‘forasteros’ por parte de las personas que habitan en el medio rural, como medio para incentivar la incorporación de nuevos profesionales a la actividad agraria.

[4]       Una de las necesidades que se estima importante cubrir es la de reforzar el trabajo en red, el cooperativismo, el trabajo conjunto, el asociacionismo, etc. Se detecta claramente que el trabajo individual es insuficiente para afrontar los enormes retos existentes hoy en día en materia de producción, distribución, comercialización, relación con las administraciones,… por lo que la única forma de avanzar en la viabilidad de las explotaciones agroecológicas es la de unir esfuerzos y desarrollar esfuerzos conjuntos. Es esencial avanzar en la capacitación de todas y todos en cuestiones tan relevantes para el trabajo en red como son el trabajo grupal y en equipo, la facilitación de procesos, la gestión emocional del trabajo en grupo, la resolución de conflictos, etc.

[5]       Tenemos que aprender, todas y todos, a trabajar con ‘el distinto’,  a compartir espacios y debates con las personas que no piensan igual que nosotros o que tienen miradas y enfoques diferentes a los nuestros. Es la vía necesaria para conseguir cambios e impedir que éstos sean bloqueados por las personas que pueden ver dichos cambios como una amenaza, un riesgo para sus intereses o una fuente de conflictos. En este sentido, tenemos que trabajar con aquello que nos une en lugar de enfatizar las diferencias.

[6]       Los alimentos tienen, precisamente, un fuerte potencial para reconectarnos con el territorio, con los agricultores/as y con el medio, un potencial que hay que aprovechar y con el que hay que trabajar. Además, pueden ser y son un instrumento para recuperar identidades y para reforzar los vínculos, afectos y emociones que nos reconectan con nuestras raíces, el territorio que habitaban y en el que trabajaban nuestros mayores y antepasados.

[7]       Es esencial avanzar hacia una administración que supere su rol normativo e inspector y trabaje para acompañar los procesos y necesidades de la sociedad civil. Los agricultores/as y las personas que trabajan en el medio rural se sienten en muchos casos ‘acosados’ por la administración y su ingente normativa, burocracia, trámites, licencias…, que a menudo no entienden, y tampoco se hace un esfuerzo por comunicar o explicar suficientemente  los motivos de dicha burocracia . Frente a esta realidad, la administración deben entender que el mantenimiento del medio rural y de la actividad agroecológica es un servicio que se presta al conjunto de la sociedad y, consecuentemente, desarrollar políticas activas de apoyo, acompañamiento y asesoramiento a las personas, empresas y colectivos que desarrollan este tipo de trabajo.

[8]       Se mencionan ciertos riesgos de que la generalización y el uso frecuente del término ‘agroecología’ por parte de las administraciones y/o empresas pueda conllevar su banalización, el vaciado de su contenido o su mal uso. En ese sentido, se solicita a la Red de Ciudades y a todas las personas vinculadas a este ámbito que cuiden que las connotaciones y matices vinculados al concepto de ‘agroecología’ se respeten, cuiden y protejan cuando se utilice este término.

[9]       Es importante revitalizar el paisaje agrario y periurbano y los elementos que lo conforman (caminos, acequias,…), como medio para ponerlo en valor y propiciar su uso–y su potencial para compras directas a los productores- por los/as habitantes de las ciudades. Al mismo tiempo, debe cuidarse que las posibles mejoras no conlleven una invasión del espacio periurbano por parte de la ciudad.

[10]   El concepto de ciudad saludable puede funcionar como ‘idea fuerza’ para generar proyectos y orientar voluntades tanto políticas como del conjunto de la sociedad hacia las mejoras y propuestas que un horizonte así debería procurar (en agroecología, urbanismo, movilidad, agua, paisaje, energía, zonas verdes, biodiversidad, etc.).

[11]   Las ideas, matices y elementos clave que el concepto de agroecología aporta al de agricultura ecológica no deben ser subestimados ni obviados. Muy al contrario, la dimensión social de la agroecología constituye en un eje clave a tener en cuenta y fomentar en todas las políticas y acciones que se pongan en marcha desde las ciudades.

[12]   Es necesario poner en marcha políticas alimentarias transversales que incidan en todas las áreas (salud, energía, residuos, acceso a la tierra, agua, paisaje, etc.). Hay que disminuir la dependencia energética, de las semillas industriales y de fitosanitarios y avanzar así hacia una mayor soberanía alimentaria. Habría que trabajar también para disminuir el consumo de carne y pescado e incrementar la proporción de productos vegetales en la dieta.

[13]   Hay que potenciar la demanda de productos procedentes de la agroecología, como medio indispensable para garantizar la viabilidad de las explotaciones. Trabajar para disminuir la diferencia de precios con los productos procedentes de la agricultura intensiva y para que los consumidores/as comprendan el valor añadido que los productos agroecológicos aportan en términos ambientales, sociales y económicos.

[14]   Es importante profundizar en el concepto de ‘parque agrario’ y los beneficios y fortalezas que figuras de este tipo pueden aportar a los/as agricultores y a la viabilidad de las explotaciones. Sería necesario analizar las diferentes opciones existentes y la viabilidad/interés de su puesta en marcha.

Bloque 2 _ [El acceso a la tierra y la protección de usos agrarios el territorio. Obstáculos y herramientas legales]

[15]   Es necesario construir entre todos los sectores, políticas que conserven y reconquisten los espacios agrarios periurbanos para el propio abastecimiento de la población. Una de las vías es el fomento de procesos de municipalización de estos espacios para fomentar la agricultura sostenible.

[16]   La planificación urbanística es una potente herramienta que define el modelo de ciudad y los diferentes usos del suelo para el presente y el futuro de los núcleos urbanos. Una cuestión fundamental para caminar hacia un modelo de ciudad por la agroecología es la integración en estos planes de suficiente suelo agrario periurbano para abastecer a la ciudad, recalificando, si es necesario, el terreno que se le fue arrebatando a favor de un modelo más urbanístico. A través de los planes urbanísticos, también se debería limitar el crecimiento de las ciudades, al tiempo que se debería  fomentar  el crecimiento de los pueblos y núcleos rurales. Los planes tienen un gran potencial para ayudar a interpretar el modelo de ciudad que promueven  y para visibilizar los usos dominantes.

[17]   Es necesario facilitar el acceso a la tierra a los pequeños agricultores. En muchos casos existen tierras agrícolas sin cultivar y sin ningún otro uso, mientras que  nuevos emprendedores agrarios y hortelanos no encuentran terrenos disponibles para desarrollar su actividad. Habría que buscar medidas normativas que dificulten la posesión de tierras agrícolas sin actividad, que son consideradas dentro de un modelo clásico industrializado. Es necesario un uso más sostenible del suelo. En este punto se estableció bastante debate desde concepciones diferentes sobre el concepto de propiedad del suelo. Pero todo el mundo estuvo de acuerdo en que el suelo agrícola debe estar en uso con independencia de la actividad del propietario.

[18]   La red de ciudades por la agroecología debería ser una red integradora de todas las experiencias agrarias del entorno de las ciudades, fomentando lo ecológico, pero también facilitando procesos de acompañamiento a agricultores y hortelanos en su proceso de transformación a la producción ecológica. Sería muy interesante poder organizar programas formativos del estilo de los Erasmus para agricultores.

[19]   En la línea de crear una red inclusiva e integradora, se podrían incluir dentro dela red las uniones de agricultores que ya existen y que vienen uniendo sus esfuerzos y su lucha por el modelo de ciudad agroecológica.

 

 

Bloque 3 _ [Redes alimentarias locales y circuitos cortos de comercialización]

[20]   Consolidar la figura de los mercados agroecológicos locales y de venta directa como seña de identidad de las ciudades miembras, por sus muchos valores (sociales, comunitarios, identitarios, pedagógicos, etc.) . Para ello, se debe trabajar en la resolución de las trabas legales y administrativas que todavía tiene la venta directa en muchas ciudades.

[21]   Poner en marcha en las ciudades procesos de concertación social incidentes para definir las estrategias agroecológicas locales, donde se acuerden lenguajes, conceptos y procedimientos de forma participada. Específicamente, la consideración de los sistemas participados de garantía y los mecanismos de certificación oficial en los sistemas agroalimentarios locales.

[22]   Apoyar a los productores locales en áreas como por ejemplo en su asesoramiento comercial para posicionarse adecuadamente en su nicho de mercado y en la escala de la producción-consumo locales.

[23]   Revisar los pliegos de contratación pública para facilitar la incorporación de criterios que incluyan lo agroecológico, y especialmente en la restauración colectiva pública.

[24]    Facilitar el acceso de los productores locales agroecológicos y de los grupos de consumo al acceso a infraestructuras públicas, como mercados, locales, etc.

[25]   Apoyar la coordinación de los productores locales para mejorar la distribución de sus producciones escalándola al nivel comarcal-> regional-> europeo.

[26]   Incorporar a los procesos locales de transición hacia lo agroecológico, la componente social y pedagógica: formación de agricultores, puesta en valor de lo agroecológico local en la sociedad, reconexión con la tierra y el territorio, etc. La comunicación debería basarse en aquellos mensajes que han demostrado tener cierta capacidad de influencia en la sociedad: la salud, la gastronomía y la cercanía del productor.

[27]   Estimular el intercambio de prácticas locales que se están poniendo en marcha desde las ciudades para hacerlas globales en la  búsqueda de soluciones a los retos que plantea la promoción de la agroecología en las ciudades.

[28]   Trabajar hacia un cambio de escala en la prevalencia del modelo alimentario con base agroecológica, que haga masivo este modelo alimentario y elimine el ‘estigma’ de elitista que tiene la alimentación agroecológica.

 

Bloque 4 _ [Gobernanza alimentaria, procesos participativos y políticas alimentarias locales. Redes para la sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios locales]

[29]   Como propuesta más valorada por parte del grupo se considera que la participación social debe ser una pieza clave tanto en la constitución como en el funcionamiento de esta red, y que para ello la red debe partir de e  incorporar mecanismos de participación activa en los que al menos deberían estar representados  tres colectivos fundamentales: consumidores, productores y representantes de movimientos sociales.

[30]   Así mismo, la propia red debería servir como paraguas y elemento definitorio que garantizase la continuidad de las ciudades  a lo largo del tiempo,  independientemente de avatares políticos o de personas, e incluso servir como fermento para generar una red estatal de ciudades agroecológicas. En este sentido esta propuesta se considera junto a la anterior como una de las fundamentales y se apoya en la reflexión de que el “pertenecer a la red” debe ser un paso acordado y aceptado por todos los representantes municipales y definirse en el plano administrativo de manera que no pueda ser obviado o vaciado de contenido en sucesivas legislaturas.

[31]   La red debiera funcionar como un lobby que permitiese presionar en las políticas agrarias europeas y nacionales como una estructura que genera opinión y tendencias en aspectos tales como la facilidad del acceso a la tierra, el fomento del establecimiento de canales cortos y las políticas agroecológicas.

[32]   Esta red internacional puede y debiera ser un buen impulso y la base adecuada para que las ciudades españolas integradas en la red diesen los pasos necesarios para constituirse una red de ciudades por la agroecología a escala estatal.

[33]   El desarrollo de las propuestas de esta red debe contemplar además de los territorios más cercanos a las ciudades, otros aspectos de territorios menos cercanos basados en criterios de conservación de la biodiversidad y del mantenimiento de estructuras socioeconómicas tradicionales en medio rural. Se considera que el mantenimiento de espacios de AVN, de manejo tradicional de suelos y pastos, de mantenimiento de razas o de semillas autóctonas deber ser un factor a valorar en el establecimiento de criterios de consumo en la estructura de la red como un amanera de implicar a la sociedad urbana en el mantenimiento de la sostenibilidad de los territorios, en sentido amplio, en los que se asienta.

[34]   También se apunta que  “no deben existir líneas administrativas en la definición de lo local, sino criterios sociales, ambientales y territoriales”. Es decir, que el parámetro “local” se defina por criterios que no sean sólo de demarcación administrativa o de número de kilómetros de distancia entre producción y consumo, sino que se apoye también en criterios socio-ambientales propios de la agroecología.

[35]   En la línea de lo anterior, se plantea la posibilidad de que esta red no sólo se limite a territorios urbanos, sino que pueda albergar otro tipo de municipios más rurales o que, al menos, sirva de modelo de desarrollo agroecológico para la planificación de políticas agroalimentarias locales en municipios rurales desde propuestas participativas.

[36]   Se deben desarrollar fórmulas (económicas, sociales, administrativas, de gestión…) para potenciar el papel e implicar a los productores locales.

[37]   En esta línea, en el desarrollo de la red, el balance ético (criterios laborales, de equidad y sociales) debe ser un parámetro a tener en cuenta a la hora de plantear cualquier instrumento de potenciación y apoyo a los productores locales.

[38]   Un instrumento fundamental para esta red debe ser el desarrollo de presupuestos municipales estables que impulsen y mantengan las políticas agroalimentarias propuestas. Así mismo deben plantearse incentivos fiscales dirigidos al comercio y a la producción agroecológica a escala municipal y regional.

[39]   La red debe proveerse de mecanismos para hacer visibles sus acciones y plantear instrumentos de comunicación basados en el desarrollo de indicadores cuantitativos y cualitativos que puedan ser comunicados y divulgados de forma comprensible.

[40]   La red debe fomentar que las políticas alimentarias locales fomenten cambios que fomenten espacios de participación social en todos los ámbitos

[41]   El desarrollo de la red debe apoyarse en propuestas de educación ambiental dirigidas a los diversos colectivos sociales y económicos de las ciudades orientados a sensibilizar, concienciar, informar y fomentar el consumo responsable y sostenible.

[42]   Deberían plantearse políticas locales específicas que apoyen y faciliten la estabilidad del consumo y producción a través de diferentes instrumentos tales como mercados, distintivos, facilidades administrativas, consumo en espacios administrativos etc.

Conclusiones de las Jornadas de Zaragoza

Los pasados días 13 y 14 de diciembre celebramos en Zaragoza las Jornadas ‘Caminando hacia una Red Europea de Ciudades por la Agroecología’, un evento internacional organizado por el Ayuntamiento de Zaragoza en el marco del programa Huertas Life Km 0

En las Jornadas se dieron cita representantes de distintas ciudades interesadas en constituir esta red y, también, expertas/os y miembros de ayuntamientos, organizaciones y movimientos sociales implicados activamente en el desarrollo de experiencias de agroecología urbana.

Las jornadas desarrollaron un doble objetivo: por un lado, generar un espacio abierto de encuentro, intercambio, debate y reflexión entre las ciudades que apuestan por la agroecología y la soberanía alimentaria y por el otro, iniciar la Red Europea de Ciudades por la Agroecología, con la celebración de dos talleres específicos para las ciudades y personas directamente implicadas.

A lo largo de los dos días de debates y talleres, una vez establecido un marco de debate en torno a ‘Nuevas políticas y nuevos modelos de gestión del sistema agroalimentario de las ciudades’, se fueron desarrollando numerosos temas articulados en cinco paneles de experiencias, que abarcaron cuestiones como la revitalización de los tejidos agrarios periurbanos, las redes alimentarias locales, el acceso a la tierra y la protección de usos agrarios del territorio, la gobernanza alimentaria y, finalmente, la creación de redes para la sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios locales.

Las conclusiones de las jornadas fueron elaborándose a lo largo de todo el proceso, pero pueden resumirse en el trabajo colaborativo desarrollado en los dos talleres participativos. El más importante de ellos, ya que marca el inicio de la Red Europea de Ciudades por la Agroecología, se sintetiza en unas pocas frases que fueron leídas en el acto de clausura:

Las ciudades reunidas en Zaragoza han tomado la decisión de avanzar hacia una ‘Red europea de ciudades por la agroecología’. El desarrollo de esta red se va a compartir entre todas las ciudades participantes, que ya han dado pasos para convocar nuevos encuentros y reuniones e incorporar nuevas ciudades. En la misma línea, se va a comenzar de inmediato el intercambio de experiencias y la formación de grupos temáticos de trabajo, centrados en aquellas cuestiones que más interés despertaron entre las ciudades participantes: la reducción de los excedentes de alimentos y la economía circular, la creación y coordinación de infraestructuras de distribución y logística para mejorar la sostenibilidad alimentaria, el impulso a la planificación territorial y la protección de los recursos agrarios del territorio, la elaboración de planes estratégicos alimentarios, la creación de consejos alimentarios locales, la puesta en marcha de iniciativas de compra pública sostenible y el fomento de nuevas relaciones entre los gobiernos municipales y la sociedad civil.

Los miembros de la red serán principalmente las ciudades y aquellos movimientos sociales cómplices en el impulso a las políticas agroecológicas. No obstante, la red se plantea lo suficientemente abierta y flexible para que puedan participar todos aquellos agentes que contribuyan a avanzar en sus objetivos. Dicho esto, existe una clara vocación de coordinación e incluso integración en otras redes para  el fortalecimiento y desarrollo de las iniciativas ya existentes. En definitiva, las ciudades van a tratar de ser eficientes, compartir y aprovechar los recursos, coordinarse con otros eventos y reuniones, desarrollar proyectos en común y buscar recursos para continuar trabajando. Pero, sobre todo la pretensión es construir una red eminentemente práctica y útil para las ciudades que elijan la agroecología como vía para desarrollar políticas de alimentación sostenible y salud.

Este planteamiento de las ciudades se complementa con el apoyo y el trabajo de la sociedad civil. El segundo de los talleres que marcaron las conclusiones de esta jornada, recogió las propuestas y necesidades que los participantes en las jornadas expresaron ante las ciudades, y que pueden sintetizarse en unas pocas conclusiones:

Los participantes plantean a las ciudades, en primer lugar, el apoyo a las Redes alimentarias locales y los circuitos cortos de comercialización, consolidando la figura de los mercados agroecológicos locales y de venta directa como seña de identidad de las ciudades de la red, destacando sus muchos valores (sociales, comunitarios, identitarios, pedagógicos, etc.) para ayudar al necesario cambio de escala que haga masivo este modelo alimentario. Además, estas ciudades deberían poner en marcha procesos de concertación social para definir las estrategias agroecológicas locales. Una última cuestión en este tema es el apoyo decidido a los productores locales, que debe materializarse tanto en el acceso a infraestructuras públicas y como en el impulso a la comercialización, distribución, formación y posicionamiento en el mercado.

Otro aspecto clave consiste en la Revitalización de tejidos agrarios periurbanos, buscando fórmulas para reconectar los mundos rural y urbano, fomentando la comunicación entre ambos y avanzando hacia una cultura de territorio. Los alimentos pueden reconstruir las identidades de lo rural y ser un perfecto vínculo para conectarlos con lo urbano. Además, las ciudades deben buscar fórmulas para integrar a los movimientos sociales, apoyando el trabajo en red a diferentes niveles: europeo, estatal, regional, local. Los gobiernos locales deben avanzar hacia modelos de administración que superen su rol normativo e inspector y trabajen para acompañar los procesos y necesidades de la sociedad civil. En este caso en concreto, este avance debe traducirse en la puesta en marcha de políticas alimentarias transversales que incidan en todas las áreas (salud, energía, residuos, acceso a la tierra, agua, paisaje, etc.), cuidando también que los conceptos clave, como el término ‘agroecología’, no se banalicen o se vacíen de contenido debido a un uso inapropiado.

No se puede olvidar, en estas conclusiones, el acceso a la tierra y la protección de los usos agrarios del territorio,  promoviendo planes urbanísticos y de gestión que incorporen los modelos agroecológicos e instando a las ciudades a que fomenten políticas que conserven y reconquisten los espacios agrarios periurbanos. Los mecanismos de planificación y gestión deben favorecer fórmulas participativas de acceso a la tierra, dando el protagonismo a las organizaciones de agricultores y agricultoras que luchan  por  este modelo. Ellos son el alma de estas iniciativas, y resulta imprescindible generar procesos de apoyo, recambio y acompañamiento a los agricultores en vías de transformación a modelos agroecológicos.

Y como último punto, y cierre también de estas conclusiones, la red debe partir e  Incorporar mecanismos de participación activa de otros tres colectivos fundamentales: consumidores, productores y representantes de movimientos sociales. Es importante avanzar hacia modelos de gobernanza alimentaria basados en procesos participativos, políticas locales alimentarias y redes para la sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios locales. La propia red de ciudades debería servir como paraguas para garantizar la continuidad de estas políticas urbanas a lo largo del tiempo,  independientemente de avatares políticos o de personas, e incluso servir como fermento para generar una red estatal de ciudades agroecológicas.

Las valoraciones realizadas sobre las jornadas confirman que éstas fueron un éxito de organización y participación, con más de 20 ponentes de 7 países, 150 participantes, presencia de instituciones internacionales como la FAO, las redes Citta del Bio y Sustainable Food Cities Network, una nutrida presencia de movimientos sociales de España y más de 15 ciudades iniciando esta nueva red.

Pero más allá de estas cifras significativas, las jornadas de Zaragoza vienen a consolidar el papel clave de las ciudades en la alimentación, la salud y la sostenibilidad de los ciudadanos, un papel en el que la ciudad de Zaragoza es, a la vez, impulsora y protagonista.